El conflicto comenzó con el encarcelamiento del ex presidente Jacob Zuma. Posteriormente se trasladó a zonas desfavorecidas habitadas por mayorías negras que subsisten a la crisis económica. Todo sucede en medio de una agresiva tercer ola de Covid-19 que ya dejó más de 60 mil fallecidos
Los disturbios tras el encarcelamiento de Zuma dejaron al menos 72 fallecidos y más de 1200 personas detenidas. El país vive actualmente una preocupante ola de violencia que pone en primer plano las problemáticas sociales que sufren los habitantes de la región a 27 años del fin del Apartheid.
Los primeros hechos tuvieron lugar la noche del pasado jueves; cuando Zuma empezó a cumplir una condena de 15 meses de cárcel. Según trascendió, el ex mandatario se negó a testificar en el marco de una investigación por hechos de corrupción ocurridos durante su presidencia entre los años 2009 y 2018; algo que la justicia interpretó como un desacato.
Estas protestas iniciaron en KwaZulu-Natal, la ciudad de origen de Zuma. Luego se trasladaron a los suburbios de Johannesburgo, particularmente a zonas empobrecidas de población negra llamadas Townships; donde la situación económica de los habitantes se agravó progresivamente por las restricciones sociales y económicas destinadas a frenar el avance del Coronavirus.
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Así comenzó una ola de incendios, saqueos, bloqueos a calles, enfrentamientos y disturbios que superaron en mucho a las fuerzas policiales.
Caos, saqueos y muerte
La mayoría de las muertes fueron debido a estampidas que ocurrieron durante los saqueos a comercios en las provincias de Gauteng y KwaZulu-Natal. La situación caótica llevó al actual presidente Cyril Ramaphosa a anunciar el envío de 2.500 soldados para auxiliar a una policía desbordada y “restaurar el orden” en las provincias.
Al anunciar el despliegue de los militares, Ramaphosa dijo que los hechos acontecidos “son oportunistas actos de criminalidad. Con grupos de personas instigando al caos meramente para encubrir saqueos y robos“; y condenó la violencia y la destrucción alegando que no responden a ninguna razón política que la pueda justificar.
Los disturbios se producen, además, en el peor momento de una agresiva tercera ola de casos de Covid-19 en el país; que es el más golpeado por la pandemia de toda África con unos 2,2 millones de contagios y 64 mil fallecidos.
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