Son estudiantes universitarios y ganaron un premio internacional que los llevó a conocer la base desde donde despegan los cohetes
Son jóvenes estudiantes que recién comienzan a caminar los pasillos de la universidad y, sin embargo, ya lograron el objetivo que sólo unos pocos pueden alcanzar: ganar un premio con prestigio internacional y viajar a la Nasa para codearse con los científicos más prestigiosos del mundo.
Juan Tinazzo, Guido Cicconi y Nahuel Colombo, estudiantes de Ingeniería Electrónica de la Universidad Nacional de Rosario (UNR); Catalina Silvestri, de Ciencias de la Computación; Victoria Kaial de Matemática (UNR) y Agustín Alsop de Estadística (UNR) conforman el grupo llamado Delta Protocol, que representó a Rosario y al país en el hackathon Nasa Space Challenge 2018, un encuentro donde se crearon proyectos innovadores.
Allí los jóvenes resolvieron el desafío en una cuarta parte del tiempo que exigía la competencia (48 horas).
El desafío que eligieron los estudiantes lo denominaron Make sence out of Marte, y consistió en desarrollar un sistema de seguridad para el astronauta que alguna vez viaje a aquel planeta (ver aparte).
“Diseñamos un sistema de monitoreo para los astronautas que están en Marte”, explicaron ayer en el programa “Una tarde perfecta”, que se emite por La Ocho.
A través de un chip subcutáneo, y otro que se coloca en un brazalete, los sensores miden signos corporales y los transmiten a la base.
A su vez, por medio de “Wilson (un asistente que posee inteligencia artificial), se logra regular el estado de ánimo del expedicionario, por medio de música, mensajes de sus familiares y todo lo que necesite en ese momento”, describió Victoria.
Por su parte, Guido recordó que el día anterior a la presentación del proyecto estaban con Agustín y Juan deliberando si se presentaban o no al concurso, porque necesitaban más gente en el equipo. Se pusieron en contacto con Victoria y Catalina para proponerles participar de un hackathon que se realizaría durante todo el fin de semana.
Catalina recordó que ese fin de semana era el Día de la Madre y el lunes rendían un parcial. Sin embargo, no se achicaron. “Nos pusimos a estudiar toda la tarde del viernes y después nos sumamos al equipo”, apuntó.
Después de pasar horas de arduo trabajo durante el hackathon, el 21 de octubre del año pasado, les comunicaron que habían sido seleccionado entre 30 finalistas (cinco equipos por cada categoría), lo cual los llenó de satisfacción. Y más aún, cuando en febrero de este año les confirmaron que eran los ganadores de la categoría en toda Latinoamérica.
Los chicos se costearon el viaje y contaron con el apoyo de Concejo Municipal, la Cámara de Diputados provincial y otros sponsors. “Sólo nos regalaron las remeras y las entradas al despegue (del Falcon 9 como parte del SpaceX, que es un servicio de reabastecimiento de la estación espacial) de Cocoa Beach-Cabo Cañaveral”, describió Juan.
Creador de trajes de astronautas
Uno de los mejores recuerdos que se trajeron los rosarinos de su estadía en Estados Unidos es el encuentro con el ingeniero aeroespacial argentino, Pablo De León, quien confecciona los trajes que utilizan los astronautas que viajan al espacio.
“Nos encontramos con Pablo De León, con quien compartimos una charla muy enriquecedora. El está en el departamento de trajes espaciales y hábitat”, contó Guido, quien agregó: “Le preguntás por un tornillo y te lo responde; lo mismo con la confección de un traje espacial”.
Poca conciencia ambiental
Pese a la experiencia vivida en Estados Unidos, a los jóvenes rosarinos no les sedujo la idea de trabajar en la Nasa. En tal sentido, Victoria deslizó: “Hay cosas de su cultura que no nos cierran tanto como para vivir en Estados Unidos”, a lo que Catalina acotó que “si llega una súper oferta de trabajo lo podemos charlar”.
A los estudiantes les llamó la atención la falta de conciencia ambiental que hay en las ciudades que recorrieron. “No reciclan ni tienen conciencia en el uso del plástico. La cantidad de basura que generan por minuto es increíble”, detallaron. Juan agregó: “Encontramos tres cajas de basura llenas en el hotel y eran materiales totalmente reciclables”.
Los chicos, que recién están cursando primero y segundo año de sus respectivas carreras, supieron representar a la ciudad a nivel mundial de manera satisfactoria y además sumaron una enriquecedora experiencia a sus vidas.