Cabezas sacó del anonimato al empresario Alfredo Yabrán tras tomarle una foto en Pinamar. Tenía 36 años al momento de su muerte, ejecutada por órdenes del magnate entrerriano
El 25 de enero de 1997 el reportero y fotógrafo José Luis Cabezas fue hallado maniatado, calcinado y con dos disparos mortales en el cráneo dentro de su Ford Fiesta Blanco, en una cava a la altura del kilómetro 385 de la Ruta 11, cerca de la entrada a Pinamar.
El periodista había sido sistemáticamente amenazado días antes de su asesinato por miembros del poder y de la policía. La razón: una foto que le tomó a Alfredo Yabrán, poderoso empresario propietario de OCA; desconocido hasta el momento por su actitud esquiva hacia la prensa.
Para Yabrán, el anonimato era tan necesario como el perfil bajo, ya que le aseguraba una importante cuota de impunidad en sus negocios, algunos vinculados con el poder político.
La foto
Cabezas lo sabía. Por eso, cuando en febrero de 1996 una investigación sugirió que Yabrán desarrollaría ciertos negocios en Pinamar; y tras la denuncia del entonces ministro de Economía Domingo Cavallo, que declaraba a Yabrán jefe de una “mafia enquistada en el poder”, el reportero gráfico se dio a la difícil tarea de conseguir un retrato del enigmático empresario.
Para eso, montó una cuidadosa guardia en la ciudad balnearia, junto a su compañero Gabriel Michi, ambos del medio gráfico Noticias. Tras una serie de intentos infructuosos, Cabezas logró la foto en primer plano del empresario caminando en la playa con su mujer.
Esta foto se convirtió en la primera plana de la edición de la revista del 3 de marzo de 1996; y marcó una sentencia de muerte para el periodista. Después de la foto, llegaron las amenazas, algunas sutiles, otras no tanto.
El día 24 de enero de 1997, Cabezas y Michi asistieron a una fiesta de cumpleaños celebrada por el empresario Oscar Andreani, en el Ford Fiesta Blanco propiedad del fotógrafo. A la madrugada, Michi se retiró, y Cabezas permaneció allí para sacar algunas fotos más.
La confesión posterior de un miembro de “la banda de los horneros“, que participó del secuestro terminado en muerte, permitió la reconstrucción de lo sucedido tras la retirada de Cabezas del lugar. Tras interceptarlo en el camino, lo secuestraron, torturaron y asesinaron. Posteriormente, encerraron su cadáver en el auto, estacionado en la cava, y lo prendieron fuego.
Un informante clave
Rubén De Elía, de Los Hornos, era conocido de José Luis Auge, uno de los “horneros” condenados por el crimen. Ese domingo, De Elía preparaba un asado en su casa, cuando recibió la visita de Auge. Este le confesó que habían matado a Cabezas, operando bajo las órdenes del Subcomisario de Pinamar Gustavo Prellezo.
Con esta información, De Elía se acercó al entonces gobernador de Buenos Aires Eduardo Duhalde como informante anónimo; y brindó lo necesario para el encarcelamiento de los acusados.
Si bien le prometieron que protegerían su identidad, su nombre salió a la luz tiempo después; y tras sufrir una serie de amenazas contra él y su familia, De Elía tuvo que mudarse del lugar.
Las condenas por el “caso Cabezas”
El 2 de febrero de 2000, condenaron a prisión perpetua los cuatro integrantes de la banda “Los Horneros” de La Plata: Horacio Braga, José Auge, Sergio González y Héctor Retana, así como a Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Alfredo Yabrán, y los policías Sergio Camaratta, Aníbal Luna y Gustavo Prellezo.
Las investigaciones sindicaron además a Alfredo Yabrán como autor ideológico del asesinato. Esto se corroboró con las declaraciones de la esposa de Prellezo, según las cuales su marido le había confesado que la orden de asesinar a Cabezas salió de Yabrán.
Pero no llegó a cumplir su condena, ya que se suicidó de un escopetazo el 20 de mayo de 1998, en la estancia San Ignacio ubicada en Entre Ríos, donde evadía una orden de detención dictada por el juez federal de Dolores José Luis Macchi.
Entre 2007 y 2010, todos los ex policías recuperaron la libertad, excepto por Prellezo, que lo hizo en 2017. Por otra parte, Camaratta murió en 2015 por una enfermedad.
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