Numerosos estudios revelan que existe una fuerte relación entre depresión y obesidad. En este sentido, la depresión puede ser tanto causa como consecuencia de la obesidad
Muchas personas que padecen sobrepeso desde la niñez, se han sentido marginadas por sus compañeros en el colegio. Por ello pueden haber experimentado un gran rechazo. A medida que el niño crece, su autoestima va bajando hasta llegar, en algunos casos, a llevarles a padecer depresión.
Estas personas están muy pendientes de las opiniones de los demás. Y poseen muchos pensamientos negativos sobre su aspecto y su vida en general. A menudo se enfrentan a numerosas dietas que son incapaces de realizar. Esto puede ser debido a su bajo estado de ánimo, su falta de energía y sus dificultades para relacionarse y para realizar actividades que les resulten placenteras.
El 25% de mujeres con sobrepeso padece depresión, frente al 14% de las mujeres que tienen un peso adecuado.
El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta al organismo (cerebro), al estado de ánimo, y a la forma de pensar. Afecta también al ritmo del sueño, al apetito y al concepto que uno tiene de si mismo.
La depresión suele provocar que la persona se vuelva pasiva, y los medicamentos recetados para tratar la depresión o la ansiedad, provocan con frecuencia subidas de peso.
En la terapia cognitiva, el psicólogo ayuda al paciente a analizar sus pensamientos negativos, que inducen a distorsionar la realidad y producen sentimientos desvalorativos.
En muchas ocasiones, el paciente depresivo se siente incapaz de controlar sus actos y esto le lleva a la pasividad y a la desesperanza. De este modo, los individuos deprimidos interpretan de forma negativa las experiencias vitales y observan el futuro como algo que no ofrece nada excepto fracaso y frustración.