La escalada bélica desató una alarma global y puso en duda una de las reuniones más esperadas durante la Cumbre del G20 que se celebrará este viernes y sábado en Buenos Aires. El presidente estadounidense Donald Trump sugirió la cancelación del encuentro con Vladimir Putin.
Rusia anunció este miércoles que reforzará las defensas antiaéreas en la anexada península de Crimea y tensó aún más la relación con Ucrania, tras el incidente naval registrado en el mar Negro, que desató alarma mundial y puso en duda la esperada reunión entre el presidente ruso Vladimir Putin y el estadounidense Donald Trump en Argentina, al margen del G20.
El coronel ruso Vadim Astafiev, portavoz de la circunscripción militar Sur, precisó hoy que el Ejército instalará otro sistema de misiles antiaéreos S-400, además de los tres ya desplegados en la península.
En medio de una creciente retórica bélica entre los dos vecinos, que arrastran una larga historia de tensiones, el portavoz presidencial ucraniano, Svyatoslav Tsegolko, confirmó que el presidente Petro Poroshenko decretó durante esta jornada la ley marcial que había aprobado el lunes por el Parlamento.
Mientras Poroshenko advirtió que el país se expone a una “guerra total”, el premier Volodymyr Groysman, dijo ante el Parlamento que hay que “estar siempre preparados para contrarrestar la agresión de nuestro enemigo, el que hasta hace poco tiempo era nuestro vecino”.
La crisis entre Moscú y Kiev, ya enfrentados por la ayuda que Rusia proporciona a los separatistas ucranianos en Lugansk y Donetsk, escaló luego de que tres buques ucranianos fueran apresados por guardacostas rusos en la zona de estrecho de Kerch, en una operación en la que fueron detenidos 24 marineros.
Rusia acusa a los tres buques de violar sus aguas territoriales cerca de Crimea y una corte rusa en Crimea terminó de ordenar la prisión preventiva hoy para todos los marineros detenidos, según informó la agencia de noticias ANSA.
Rusia anunció este miércoles que reforzará las defensas antiaéreas en la anexada península de Crimea y tensó aún más la relación con Ucrania, tras el incidente naval registrado en el mar Negro, que desató alarma mundial y puso en duda la esperada reunión entre el presidente ruso Vladimir Putin y el estadounidense Donald Trump en Argentina, al margen del G20.
El coronel ruso Vadim Astafiev, portavoz de la circunscripción militar Sur, precisó hoy que el Ejército instalará otro sistema de misiles antiaéreos S-400, además de los tres ya desplegados en la península.
En medio de una creciente retórica bélica entre los dos vecinos, que arrastran una larga historia de tensiones, el portavoz presidencial ucraniano, Svyatoslav Tsegolko, confirmó que el presidente Petro Poroshenko decretó durante esta jornada la ley marcial que había aprobado el lunes por el Parlamento.
Mientras Poroshenko advirtió que el país se expone a una “guerra total”, el premier Volodymyr Groysman, dijo ante el Parlamento que hay que “estar siempre preparados para contrarrestar la agresión de nuestro enemigo, el que hasta hace poco tiempo era nuestro vecino”.
La crisis entre Moscú y Kiev, ya enfrentados por la ayuda que Rusia proporciona a los separatistas ucranianos en Lugansk y Donetsk, escaló luego de que tres buques ucranianos fueran apresados por guardacostas rusos en la zona de estrecho de Kerch, en una operación en la que fueron detenidos 24 marineros.
Rusia acusa a los tres buques de violar sus aguas territoriales cerca de Crimea y una corte rusa en Crimea terminó de ordenar la prisión preventiva hoy para todos los marineros detenidos, según informó la agencia de noticias ANSA.
El martes, Poroshenko dijo que “el objetivo de la ley marcial es mostrar que el enemigo pagará muy caro si decide atacarnos, y que será como una lluvia fría que detendrá a los dementes que tienen planes de atacar Ucrania”.
Por su otra parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, defendió “el uso de la fuerza” por parte de los guardacostas en el mar Negro y aseguró que, si hubieran actuado de otra forma, habría que “llevarlos a juicio”
.“Cumplieron su deber militar”, dijo Putin durante un foro económico en el que aseguró que los barcos ucranianos violaron las aguas territoriales rusas e ignoraron las demandas de los guardacostas, que cumplieron “sus funciones legales de defensa de la integridad territorial la Federación Rusa”.
La escalada desató alarma global y puso en duda una de las reuniones más esperadas durante la Cumbre del G20 que se celebrará este viernes y sábado en Buenos Aires, luego que el presidente estadounidense Donald Trump sugirió que podría cancelar un encuentro con el mandatario ruso.
“Quizá no tenga la reunión (con Putin). No me gusta esa agresión. No quiero esa agresión en absoluto”, afirmó Trump en una entrevista con el diario The Washington Post.
Sin embargo, hasta el momento el Kremlin no puso en duda la realización del encuentro e informó que los preparativos para esa reunión continúan a pesar de las declaraciones del presidente de Estados Unidos.
“Los preparativos continúan. La reunión ha sido acordada. No tenemos otra información de nuestros colegas estadounidenses”, dijo a la prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Luego, el asesor del Kremlin Yuri Ushakov aseguró que la charla se producirá “el próximo sábado 1 de diciembre en Buenos Aires”.
En tanto el el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acordó con Poroshenko, incluir la actual crisis ruso-ucraniana en la agenda de la cumbra de mandatarios, tras calificar como un “salvaje acto de agresión contra Ucrania” el incidente naval del domingo.
Las tensiones entre Rusia y Ucrania se dispararon tras la destitución del presidente pro ruso Viktor Yanukovich por una revuelta popular apoyada por Occidente a fines de 2013.
A la crisis siguió la anexión rusa de Crimea, y luego separatistas rusoparlantes tomaron control de dos provincia del este de Ucrania fronterizas con Rusia en las que proclamaron “repúblicas populares” independientes.
Ucrania y Occidente acusan a Rusia de apoyar a los separatistas con armas, tropas y dinero, pero el Kremlin lo niega.
Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Canadá condenaron la anexión de Crimea e impusieron a Rusia las sanciones más duras contra el país desde la caída de la Unión Soviética.
Rusia respondió con sanciones contra funcionarios y ciudadanos de Estados Unidos y Canadá.