El director demandó a la compañía por 68 millones de dólares, pero la empresa rechazó la acción. Qué hay detrás de esta amarga pelea.
En otras épocas mejores, en mayo del 2006, Woody Allen llegó al Festival de Cannes acompañado de las actrices Kristen Stewart y Blake Lively, protagonistas de “Café Society”, su primera película producida por Amazon. Ese mismo año realizó una serie para la empresa de Jeff Bezos, se anunció un acuerdo por cuatro largometrajes más y en 2017 alcanzó a filmar “La rueda de la maravilla”, protagonizada por Kate Winslet. Un año y medio después, Amazon le rescindió unilateralmente el contrato por los cuatro filmes y el cineasta demandó a la compañía por 68 millones de dólares. ¿Qué pasó en el medio? Estalló el movimiento #MeToo, que denunció los abusos y acosos sexuales en Hollywood, y en ese contexto el cineasta fue uno de los principales blancos de críticas.
Ahora se agregó un nuevo hecho a esta relación trunca: Amazon presentó en una corte federal de Nueva York una refutación en cuatro de sus puntos a la demanda de Allen. Los detalles de la acción legal son llamativos en varios sentidos, pero sobre todo por el lenguaje utilizado y porque rechazan aspectos marginales del reclamo de Allen, pero no el fondo de la demanda. Es decir, no niegan que hayan roto el contrato.
Amazon dice en algún punto que el realizador de “Crímenes y pecados” se ha convertido en un “paria” de la industria del cine, y que con sus comentarios sobre el movimiento #MeToo “saboteó” sus propias películas. En consecuencia, sus futuras películas ya no tendrían dividendos económicos para la empresa y no les quedaría más opción que terminar unilateralmente el contrato de cuatro filmes. De ellos sólo se exhibió “La rueda de la maravilla”, y el segundo, “A Rainy Day In New York”, nunca fue estrenado. En esta última película actuaban, entre otros, Timothée Chalamet, Elle Fanning, Jude Law y Selena Gómez.
Precisando lo del “sabotaje”, el documento legal de Amazon asegura que durante la promoción de “La rueda de la maravilla”, a fines del 2017, el cineasta fue errático al referirse a Harvey Weinstein, el famoso productor acusado de abusos sexuales. “Allen realizó una serie de comentarios públicos en los que sugería que no había captado la gravedad de este tema (los abusos sexuales)”, afirma la refutación legal.
Además agrega que los comentarios del cineasta sobre los dichos de su hija adoptiva Dylan Farrow también justifican las acciones de Amazon: Farrow alega que Allen abusó sexualmente de ella en 1992, cuando ella tenía 7 años, pero el director afirmó que estas acusaciones (de las que la justicia lo eximió a su favor en los años 90) fueron replanteadas por Farrow “cínicamente en el contexto del movimiento #MeToo” para reflotar un caso viejo.
A pesar de la condición de “paria” que le atribuye Amazon, el realizador al menos encontró una nueva oportunidad para filmar fuera de Estados Unidos. A mediados de año comenzará a rodar un nuevo largometraje en el País Vasco (España), bajo el alero de la compañía Mediapro, que en 2008 le financió su exitosa “Vicky Cristina Barcelona”, protagonizada por Scarlett Johansson y Javier Bardem. “Dar por muerto a Woody Allen artísticamente hablando no sólo sería un error sino que sería un gran pérdida para la humanidad”, afirmó a propósito de esto Jaume Roures, gestor principal de Mediapro.
Roures dijo que el guión de la próxima película de Allen “estará a la altura de «Medianoche en París»”. La comparación viene al caso de que, al igual que aquella comedia romántica sobre escritores, el nuevo filme también tratará “sobre creadores”. La película tendrá como protagonista a una pareja en la que el papel de ella lo interpretará “una actriz de gran dimensión internacional”, estadounidense para más señas. “Pero no puedo contar más, porque Woody se enfadaría”, señaló Roures a la prensa.